Un artista argentino vendió dibujos de la Mujer Maravilla en formato “cripto” por US$1,8 millones y DC lo quiere evitar

La editorial advirtió que no permite comercializar productos bajo su licencia, aunque el mercado NFT (tokens no fungibles) todavía no está regulado. Las claves del negocio de las obras “firmadas” con blockchain.

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José Delbo es un dibujante de cómics argentino que trabajó para Marvel y DC en los 70 y los 80. Ahora su nombre saltó a la fama no por su arte sino por el sistema que utilizó para vender originales: generó 1,8 millones de dólares vendiendo sus dibujos digitales en un formato cripto, NFT (non fungible token, o tokens no fungibles, archivos criptográficos basados en blockchain), principalmente de Wonder Woman. La empresa dueña del personaje, la editorial DC, no está contenta con la movida y busca frenarla.

Delbo nació en la Argentina en 1933. Debutó en el país a los 16 años con trabajos para la serie Poncho Negro. A los 30 dejó el país y se fue por dos años a Brasil para después trasladarse, definitivamente, a los Estados unidos. Ahí empezó a trabajar para varias editoriales, como Charlton, Gold Key y las más grandes, Marvel y DC, dibujando a algunos de los personajes más importantes, como Batman y Superman.

Uno de sus etapas más recordadas es la que lo involucró con Wonder Woman, en los números 222 al 286, publicados entre 1976 y 1981, una época muy popular para el personaje por la serie de TV protagonizada por Lynda Carter.
Justamente, por su vínculo con este personaje, es que decidió vender “originales”, pero con una vuelta de tuerca: los comercializó en formato NFT y obtuvo sumas millonarias.

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Junto a un artista de las cripto llamado Hackatao creó una serie llamada “Heroínas” con la plataforma Ethereum, una de los más populares en el sistema blockchain detrás de los bitcoins.

Una de las piezas es única: no hubo copias. Se llama “El peso del Mundo” y muestra a la Mujer Maravilla sosteniendo al mundo con sus manos e incluye una pequeña animación (se podría tomar como un GIF). Se vendió por 148,88 ether (ETH), casi US$300.000.

En la descripción de la subasta se explicaba que se trataba de una “creación digital firmada y de edición limitada”. “Estás comprando todos los derechos no comerciales de esta creación. Tras la compra, esta creación se transferirá a tu monedero digital. Puedes descargar la aplicación de tamaño completo para mostrarla o incluso puede imprimirla para su uso personal”, detallaron en la publicación.

En su página también ofrece otros trabajos similares a este, pero que no son únicos. También comercializó otros dibujos de Wonder Woman con Batgirl y Supergirl, de Batman y Superman y también de otra franquicia con la que trabajó, Transformers. En total vendió 914 tokens basados en sus trabajos.

¿Por qué “El grito” de Edvard Munch o “La Gioconda” de Leonardo Da Vinci valen fortunas pero una fotocopia de los mismos trabajos no tiene ningún valor? La respuesta es muy simple: uno son los originales, y se sabe que fueron hechos por los artistas, y las otras meras copias.

Lo mismo puede pasar con infinidad de objetos, por ejemplo con páginas de cómics originales, autografiadas por los dibujantes. Ahora, con los NFT, lo mismo se puede hacer para los trabajos digitales. La semana pasada, “Everydays: The First 5,000 Days”, una colección de dibujos y animaciones realizados durante 5000 días consecutivos, se vendió por 69,3 millones de dólares en la casa de subastas Christie’s.

La clave pasa por la tecnología de blockchain, la misma que usan las criptomonedas como el bitcoin, para darle identidad, trazabilidad y autenticidad a una obra o, en su defecto, a cualquier “objeto”, real o virtual. En estos días el primer mensaje en Twitter del fundador de la red social también se está subastando, en formato NFT, por millones.

En el caso de los cómics (y otros objetos), el NFT permite “certificar” como auténtica una imagen digital.
El valor de los NFT es, en esencia, el mismo que pueden tener las criptomonedas o los billetes de papel. Una convención que todos aceptamos. Los billetes por el respaldo de los países que los emiten. Lo mismo pasa con los activos digitales: la gente acepta un valor determinado, que puede fluctuar.

Por algo el bitcoin alcanzó hace poco un nuevo récord de US$60.000.

Tecnología vs derechos de autor

Volviendo al mundo de los cómics, es habitual que los artistas vendan las páginas originales, y siempre hay fanáticos y coleccionistas dispuestos a pagar fortunas por estas obras. Pero en este caso puntual, con los dibujos de Wonder Woman, y según el ojo del que lo analice, se trata de un trabajo diferente, nuevo, usando las licencias de DC Comics. Y la editorial, propiedad de WarnerMedia, no ve un dólar de ganancia.

Ejecutivos de la compañía enviaron mensajes a los equipos creativos y a los colaboradores externos para informarles que no pueden lucrar con sus productos usando NFT. Esta es la carta que se filtró a los medios:
“Mientras DC examina las complejidades del mercado NFT, y trabajamos en una solución razonable y justa para todas las partes involucradas, incluidos los fanáticos y coleccionistas, tengan en cuenta que la oferta para la venta de cualquier imagen digital que presente la propiedad intelectual de DC con o sin NFT, ya sea renderizado para publicaciones de DC o renderizado fuera del alcance del compromiso contractual de uno con DC, no está permitida. Si alguien se acerca a usted interesado en incluir cualquiera de sus obras de arte de DC en un programa de NFT, infórmeselo a Lawrence Ganem, vicepresidente de DC, Talent Services”.

Todavía no hay confirmación, pero se estima que la compañía está evaluando meterse en el mercado NFT con el arte de sus personajes.
Delbo no es nuevo en el negocio de las criptomonedas. En octubre de 2020 vendió una versión de Batman “tokenizada” sobre la plataforma Ethereum por 302 ether (ETH), que en su momento representaban más de 100 mil dólares. La obra en NFT mostraba una animación del superhéroes sobre Gotham City.

No es el único. Un dibujando muy conocido, Adam Kubert, vendió una versión de Spider-Man en NFT por 25 mil dólares.