¿Wandavision es un plagio de Marvel a Philip K. Dick?

Parece que Marvel se ha leído todos los libros de Dick, en especial Ubik para «inspirarse».

Capítulo a capítulo, la serie ha revelado mucho más que ese amable homenaje a las sitcoms clásicas del que nos habló Marvel.

Parece que la showrunner Jac Schaeffer por algo no quiso dar sus fuentes de inspiración. Porque, o la memoria nos engaña mucho, o estas tramas de realidades construidas y mundos en metamorfosis no se encontraban ni en Embrujada, ni en Te quiero, Lucy, ni en La tribu de los Brady. ¿Hay algún lugar en el que podamos hallar argumentos parecidos? Claro que si.

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El transcurrir de Wandavision hasta ahora nos trae muchos ecos de Ubik, novela publicada en 1969 por el autor literario de Blade Runner y que ha quedado como una de sus obras maestras.

Además de las adaptaciones explícitas (Total Recall y la citada Blade Runner son las más notables), la obra del escritor ha inspirado películas que, como Matrix o Cypher, parten de su premisa habitual: la realidad no es lo que parece, y las barreras entre lo tangible y lo subjetivo son más frágiles de lo que pensamos. Una máxima del todo aplicable a lo que ocurre en Westview.

Sin embargo, la serie que nos ocupa se ha fijado en Ubik especialmente, cosa que tiene su mérito. Porque, desde la aparición de la novela, muchos directores han intentado adaptarla sin conseguirlo: Jean-Pierre Gorin (con un guion escrito por el propio Dick) y Michel Gondry son algunos de los cineastas que se han estrellado tratando de llevar al cine su locura metafísica y su sentido del humor.
Ubik comienza siendo muy similar a una historia de superhéroes. O, más bien, a un thriller futurista de espías. Sus protagonistas son un comando de mercenarios dotados de poderes psíquicos, en ruta hacia la luna para enfrentarse a otra agrupación similar.

De camino hacia nuestro satélite, los protagonistas sufren un atentado a resultas del cual muere Glenn Runciter, su jefe. Pero eso es solo lo que el autor espera que pensemos: de vuelta a la Tierra tras el fracaso de la misión, uno de los supervivientes (Joe Chip) empieza a encontrar pruebas de que los hechos fueron, en realidad, muy diferentes.

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Por el bien de quienes aún no hayan leído Ubik (Se las recomiendo), vamos a omitir detalles clave sobre el argumento de la novela: para hablar de sus conexiones con Bruja Escarlata y Visión, no los necesitamos. Baste decir que, en ambas obras, es capital la idea de que el tiempo se desplaza de una forma contraria a nuestras expectativas.

Por un lado, la cronología de Wandavision avanza a saltos por varias décadas, siguiendo la evolución de la comedia en TV.
Recordemos la intro del segundo capítulo, donde los protagonistas pasan de dormir en camas separadas (como dictaban la moral y las buenas costumbres en los años 50) a compartir lecho y a usarlo para engendrar bebés. Gemelos.

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El transcurso del tiempo en Ubik sigue una regla similar, solo que al revés. Porque, en la novela de Dick, todo va marcha atrás: durante el desarrollo de la trama, los personajes pasan de encontrarse en su propio futuro chiflado a vivir en los años 60, cuando Dick escribía el libro, para acto seguido habitar en los comienzos del siglo XX. Y aún más lejos, de hecho.

Dick tuvo en cuenta esta involución a la hora de llevar su libro a la pantalla: según ese guion que nunca llegó a rodarse, la cinta debía comenzar en color y en CinemaScope para después ir retrocediendo al blanco y negro y al formato 4:3… y de ahí, al cine mudo. De hecho, uno de los momentos del filme debía simular cómo la propia película se descomponía, dejando la pantalla en blanco.

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Pero esto podría ser algo casual si no tuviéramos en cuenta otra constante compartida por Ubik y por la serie de Marvel. Hablamos de esos anuncios que tanta gracia nos hacían al principio en la serie. Y que también son una parte integral de la novela.

Porque, si Wandavision da una dosis publicitaria en cada episodio, los personajes del libro tienen su propio bombardeo de anuncios. Y no solo ellos: antes de cada capítulo, los lectores nos encontramos con mensajes que promocionan desde café a aspiradoras, pasando por un champú. La marca de estos productos siempre es «Ubik». Y su publicidad siempre acaba con un enigmático «Inofensivo si se siguen las instrucciones».

Eso no es todo. Porque, tanto en Ubik como en Wandavision, los intentos de comunicarse entre los habitantes de dos realidades paralelas son cruciales. Como también es crucial el hecho de que esos intentos siempre acaban de aquella manera.

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De la misma manera que un dron de S.W.O.R.D. se transforma en helicóptero de juguete, o que un comando en traje de aislamiento emerge en Westview convertido en un apicultor, la fractura entre los dos mundos de Ubik también altera la información que pasa entre ellos. Y cuando un mensaje crucial para el futuro del universo acaba convertido en una pintada en un urinario público, queda claro que este Apocalipsis ha sido tramado.

Las similitudes entre Ubik y Wandavision podrían no quedarse aquí, pero eludiremos seguir adelante para evitar las especulaciones y los spoilers (del libro, y quién sabe si también de la serie). Baste decir que tanto esta desconfianza hacia la realidad tangible como este sentido del humor son constantes en la producción dickiana, y que pueden encontrarse en otros libros del autor como Ojo en el cielo y Tiempo desarticulado. Fuentes de las que la serie también parece haber bebido.

Como diria el gran Philip «La realidad es aquello que, cuando uno deja de creer en ello, no desaparece».