Shigeru Miyamoto: El padre de los videojuegos modernos

Shigeru Miyamoto, es el creador de las franquicias más importantes de Nintendo como Mario Bros., The Legend of Zelda, Donkey Kong y Star Fox.

Miyamoto es uno de los nombres más relevantes en el mundo de los videojuegos, pero su infancia, adolescencia y adultez temprana no tuvieron mucho que ver con esa área. Estudió en la Universidad Municipal de Kanazawa, especializada en Artes Industriales, y obtuvo un título en Diseño Industrial, área en la que no pudo conseguir trabajo. Antes de llegar a los videojuegos, también consideró empezar su carrera como artista de manga, porque era una forma de arte que siempre lo apasionó.

Cuando entró en Nintendo, la compañía era muy diferente a lo que es hoy. Durante muchos años se dedicó a vender cartas coleccionables y en los ‘60 empezó a incursionar en los juguetes gracias a la visión de su presidente en ese entonces, Hiroshi Yamauchi. Luego de una entrevista con Yamauchi, Miyamoto fue contratado por sus interesantes diseños para juguetes. Al provenir de una familia de modestos recursos, pasó su infancia creando sus propios juguetes, por lo que la creatividad fue siempre uno de sus fuertes. Luego de un tiempo como aprendiz en el área de planeamiento, se convirtió en el primer artista de la compañía.

Aunque estuvo a cargo del arte de los primeros videojuegos y máquinas de arcade de Nintendo, el estudio pasó por duros momentos financieros tratando de insertarse en el mercado norteamericano, llegando a estar casi en la quiebra. Eso fue, al menos, hasta que la mano salvadora de Miyamoto hizo su primera gran creación. En primera instancia, quiso adaptar la historia de Popeye, pero Nintendo no pudo conseguir los derechos del personaje. Fue allí que Miyamoto simplificó la historia que quería contar y se quedó con un triángulo amoroso entre un gorila, un carpintero y una chica. En 1981 nació Donkey Kong.

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El diseño original en la cabeza de Miyamoto era algo muy diferente a lo que se lanzó en ese año. El artista no tenía grandes habilidades para programar, por lo que pensaba diferentes conceptos a incluir en el juego y le preguntaba al equipo responsable si era posible llevarlo adelante. Aunque hoy Nintendo es una empresa consagrada con cientos de miles de empleados en todo el mundo, el equipo de programación de ese momento estaba conformado por cuatro personas.

Gracias al éxito de Donkey Kong, Miyamoto trabajó en las secuelas, Donkey Kong Jr. y Donkey Kong 3, y luego tomó al personaje del primer juego para crear una nueva franquicia: Mario Bros. El aspecto de Mario hizo creer a Miyamoto que se trataba de un plomero en vez de un carpintero, por lo que utilizó las famosas tuberías como recurso argumental.

Años más tarde, en una entrevista con USA Today, el creador de Mario admitió que el personaje cambia de profesión según el entorno que lo rodea o, en otras palabras, lo que necesitan que sea en el juego. Esto lo puede determinar la tecnología disponible en ese momento particular de la creación del juego, es por eso que en la página oficial de Nintendo está claro que Mario pasó por diferentes profesiones – y muchos deportes- a lo largo de su vida.

Después de colaborar en juegos deportivos, Miyamoto hizo el salto de los arcades a las consolas hogareñas cuando Nintendo lanzó la Nintendo Entertainment System (NES), conocida en Japón como Famicom. Por un lado, trasladó el Mario Bros. al nuevo formato y creó Super Mario Bros. Por el otro, se inspiró en su anécdota favorita de la infancia y creó otra de las franquicias más importantes de Nintendo: The Legend of Zelda.

Como nota el perfil hecho por la revista The New Yorker en 2010, Miyamoto suele contar diferentes variaciones de sus experiencias de la niñez, donde salía a explorar los paisajes naturales que rodeaban su casa y se encontraba con bosques, lagos, cuevas y otras sorpresas que lo maravillaban. Cada nueva entrega de The Legend of Zelda, según el autor, intenta capturar algún nuevo aspecto de esa sensación de exploración que sentía cuando era chico.

Más allá de las propuestas de cada juego, Miyamoto buscó despegarse de lo que era la norma en ese momento. La idea de las consolas hogareñas era algo muy poco explotado y solía seguir las reglas de los arcades: conseguir la mayor puntuación posible. Tanto Mario como Zelda son aventuras lineales con objetivos muy distintos y medianamente independiente del puntaje, algo que fue chocante para la comunidad gamer de la época, pero que terminó dando vuelta el modelo.

En los años siguientes, Shigeru Miyamoto desarrolló las secuelas de ambas franquicias, así como también participó en la producción de otros icónicos títulos, como Excitebike o Ice Climber. En la generación siguiente, con la salida de la Super Nintendo Entertainment System (SNES), se encargó de liderar los equipos responsables de F-Zero y Star Fox, otras dos sagas insignia de la gran N.

Como si no alcanzaran sus aportes, también ayudó a Satoshi Tajiri a crear los primeros juegos de Pokemon, Red y Blue, y sugirió la idea de sumar características sociales, como intercambiar pokemon con otros jugadores. Hoy en día, Pokemon es una de las propiedades más rentables del mundo entero.

Con el paso de las consolas, continuó desarrollando o supervisando la producción de secuelas a sus creaciones. En la época de la Nintendo GameCube, produjo la saga Metroid Prime y creó una nueva: Pikmin. Más tarde, ayudó a diseñar la Nintendo Wii, consola que revolucionó el mercado con su innovador control.

Ya sea por la creación de The Legend of Zelda, una de las franquicias más relevantes de la historia de los videojuegos, o por ser el responsable de Super Mario Bros. 3, todavía considerado por muchos el mejor juego de la historia, es innegable el legado de Shigeru Miyamoto en el mundo gamer y mucho más allá. Así como Japón reconoció la labor de Hayao Miyazaki en 2012 por su aporte a la cultura con las películas de Studio Ghibli, en 2019 esa mención fue para el creador de una enorme cantidad de propiedades muy diferentes entre sí, pero con un objetivo común: entretener haciendo algo que no se haya hecho, la filosofía de Shigeru Miyamoto